VIVAN LOS JUEGOS, LOS DERECHOS HUMANOS ABURREN

Cifras importantes de audiencia y amplia cobertura de los medios informativos para atraparla y vender –lo que sea, un cepillo de dientes o un bono de viajes-. Los juegos de China coronados por el éxito popular y mediático. La pretensión de que el más sublime de los deportes, el olímpico, sirviera para remover la máquina dictatorial china, se ha perdido entre medallas y oropeles.

Me “pide” un lector de soitu que escriba porque “puff, este tipo de comentarios, ya cansan no??”. Le digo que no a todos, por fortuna. Remito al tan machacado texto, atribuido a Bertolt Brecht, que algunos considerarán aburrido, tópico y demagogo, pero que cada día adquiere mayor vigencia:

“Primero vinieron a por los judíos y no dije nada, porque yo no era judío.
Después vinieron a por los comunistas y no dije nada, porque yo no era comunista.
Más tarde vinieron a por los sindicalistas y no me importó porque yo no era sindicalista.
También vinieron a por los intelectuales, pero como yo no era un intelectual, me dio lo mismo.
Luego vinieron a por los católicos, pero no me importó porque yo era protestante. Por último vinieron a por mí.
Entonces sí que reaccioné y grité, pero ya era demasiado tarde: no quedaba nadie para decir algo en mi defensa”.

Lo malo es que ya han venido a por nosotros. El país más poblado de la tierra –que junto a otros, también emergentes, como Brasil e India- suman el 50% de la población mundial –y por tanto de los productores y consumidores-, ha exportado ya su laxitud con los derechos laborales. Resumo: jornadas de diez horas diarias, sin descanso dominical, vacaciones anuales de una semana, por un salario de 80 euros al mes, o menos. Sin derecho a protestar. De ahí ha venido –ya, insisto- la normativa comunitaria que autoriza trabajar hasta 65 horas semanales, por el simple acuerdo de empresa y obrero, sin participación de sindicatos, ni atenerse a norma alguna. Dado que las industrias puede “deslocalizar” e implantarse en países donde se paga dos duros al empleado a cambio de jornadas maratonianas, lo mejor es hacer un apaño con nuestras leyes, explotar a los europeos y no nos vamos tan lejos.

China es, también, el país donde más se aplica la pena de muerte, por delitos nimios incluso, y sin garantías judiciales. Donde la oposición es silenciada y perseguida, y donde se practica la censura. Por hablar de unas pocas “minucias”.

Pero son muchos –consumidores, productores- y poderosos. EEUU, ya ha sacado a China de la lista de países donde no se respetan los derechos humanos. Y los mandatarios que anunciaron su boicot a los juegos, Zarkosy a la cabeza, han bajado la cerviz y han acudido a dar el placet. También han ido, muy sonrientes, los príncipes de Asturias. Y unos cuantos miembros de la Administración española.

Ni vi la –dicen- fastuosa inauguración, ni he seguido prueba alguna, lo cual es bien difícil por la saturación de informaciones. No sirve de mucho, pero me siento algo más tranquila. Cuando “vengan a por mi”, por lo menos estaré preparada. Pero ni siquiera sería eso lo importante. Es que se podía haber parado, se podía haber al menos minimizado, que no saliera tan reforzada la manzana amarilla –que no la única- que, podrida, nos amenaza.