El mejor alcalde, como un rey

Una mezcla de nostalgia, conveniencia y búsqueda de la tranquilidad me lleva, de vez en cuando, a pasar una temporada en el municipio de Torrejón del Rey, en la provincia de Guadalajara. No es la Alcarria profunda, como me gustaba decir de jovencito cuando me retiraba del mundanal ruido, sino la comarca de la Campiña. Me encuentro en el buzón un tebeo denuncia editado por el PSOE de Guadalajara. Se titula "Historia del buen comer y mejor beber del señor alcalde". El alcalde, claro, es del PP.

En portada, una partida presupuestaria denominada "atenciones protocolarias" cuyo monto supone, en el periodo de enero a mayo de éste año, un importe de 8776,68 euros. En páginas interiores, facturas de restaurantes en las que no se indica el motivo de la comida ni la filiación de los comensales. Solamente se sabe que son pagadas por el alcalde del PP y que aparece de algún modo no especificado el segundo teniente de alcalde.

El pueblo, pequeñito y casi falto de vida cuando lo conocí, ha crecido a la sombra de la burbuja inmobiliaria. Chalés y más chalés. El "tebeo denuncia" concluye con varias listas de carencias. En la primera, la más fácilmente verificable, se hace notar la ausencia de equipamiento. No tenemos, dice, guardería, viviendas de protección oficial, residencia de mayores, centro de salud, centro comercial, escuela taller, centro de juventud, etc.

Dejando de lado la adscripción política de unos y otros -no me extrañaría que el PP pudiera editar tebeos semejantes con cuentas de gastos de alcaldes del PSOE- me quedo con la cuestión de fondo. El gobierno municipal de los últimos años de desarrollo a lo loco no ha servido para dotar de equipamiento al ámbito rural. Las infraestructuras son las mismas, pero han de dar servicio a más viviendas.

Los servicios públicos siguen a los niveles de los años setenta, a pesar de que las arcas municipales ingresan más dinero. Mis recuerdos de adolescente sobre cortes frecuentes en el suministro del agua, la recogida de basuras y de restos vegetales, el abandono de los viales y el descuido de las zonas comunes parecen seguir protagonizando el panorama. Para ser estricto, todo ésto no lo he comprobado más que de pasada, porque ya casi no salgo de casa cuando estoy allí. Antes iba a las fiestas de la urbanización, pero éste equipo municipal las ha quitado. 

Quiero creer que alguien en la administración central y autonómica va a ponerse a cambiar la legislación para que sea posible investigar estos asuntos a fondo sin que los investigados se hagan fuertes en algún conflicto de competencias. Quiero creer que este alcalde dará cuentas de sus gastos, de los motivos de los mismos y del beneficio obtenido por el pueblo con ellos, o que devolverá el dinero. Quiero creer que se limitará de algún modo el dinero público que un alcalde puede destinar a atenciones protocolarias.

Porque, como dice el tebeo, si no hay cumplida justificación esto "será legal pero es inmoral. Son momentos de austeridad y no de despilfarro".

Y que conste que no me mueve la ideología al escribir esto. Jamás he votado al PSOE.