Italia, negocio sucio

Italia toma las huellas dactilares a los gitanos, niños incluidos, para “censarlos”, reeditando tácticas del fascista Mussolini. Fue una de las primeras medidas acordadas por el nuevo gobierno Berlusconi. El "cavalieri", mientras tanto, se blinda con leyes que consagran su impunidad pasada, presente y futura. No podrán ser tenidas en cuenta, por ejemplo, sus conversaciones, grabadas en escuchas telefónicas. En ellas, habla de sexo oral con una ministra y es lo que destacan los medios. Berlusconi se refiere, también, a una compra de votos para derribar el gobierno de centro-izquierda de Prodi. Italia se maneja hoy como un negocio… sucio y negro como la noche que se cierne sobre todo un país que forma parte de Europa.

Los italianos le han dado el poder

Con una seria crisis económica que le ha desplazado un puesto en los rankings europeos de la renta per capita –a favor de España precisamente-. Endeudado y haciendo bandera de la evasión de impuestos. Sólo las diferentes mafias parecen prosperar. Sus negocios al margen de la ley mueven más de 90.000 millones de euros, el 7% del PIB, según datos de las pymes italianas. Crisis políticas endémicas, cambian el gobierno una vez al año como media desde la Segunda Guerra Mundial.

En este panorama, Prodi pierde en Enero una votación en el Senado. Le retira su apoyo un partido democristiano de centro, Populari UDEUR, muy minoritario en la coalición que sustenta al gobierno. Un escándalo de corrupción, uno más, perpetrado por un antiguo ministro, ha llevado a Prodi a que sea dilucidada la confianza de la cámara en él. La pierde.

Las elecciones de Abril, devuelven el poder una vez más a Silvio Berlusconi. 71 años, el hombre más rico de Italia, dueño del club de fútbol Milan, controla el 100% de la televisión terrestre. Directamente los tres canales de Mediaset, e, indirectamente, la RAI, y, por ejemplo, más del 50% de la española Telecinco.

Unos pocos meses le han bastado para poner en marcha su programa. Los gitanos están siendo censados, a través de la toma de sus huellas dactilares, en fichas donde figura su étnia. Incluso los niños. Y, mientras algunos italianos se echan a la calle para protestar, y la comunidad judía advierte de las similitudes con la Italia fascista de Mussolini, algunos mal llamados ciudadanos queman los asentamientos romaníes, con total impunidad.

El consejo de ministros, entretanto, ya ha firmado la Ley que proporciona “inmunidad” a los presidentes de la Republica, el gobierno y ambas cámaras parlamentarias. Berlusconi no quiere verse perseguido por los jueces. El ejercito patrulla las calles de Italia para garantizar la “seguridad”. Y en los foros internacionales no se reprueba al dictador Mugabe porque lo impide Berlusconi, quien entretanto suplica al Papa que le deje comulgar, pese a ser divorciado. La derecha en estado puro.

Con la nueva Ley Berlusconi no tiene que responder a las pruebas que aporta su propia voz en conversaciones grabadas y publicados por el semanario L´Expreso. Cierto que en ellas habla –altamente aireado por los medios- de sexo oral con una de sus amantes a la que ha colocado de Ministra de Igualdad, para hacerle una broma a Zapatero. Berlusconi es muy bromista, “disparó” a una periodista en presencia de Vladimir Putin, presidente o jefe de gobierno de Rusia alternativamente. Ambos rieron. Y muy hombre: rechaza una torre para Milan porque tiene formas curvas y no es "suficientemente masculina".

De los temas serios tratados por el cavalieri se ha hablado menos. Las escuchas, que forman parte de la investigación por corrupción contra Berlusconi abierta por la fiscalía de Nápoles, revelan como el presidente del Gobierno italiano pidió en 2007, cuando era líder de la oposición, que se contratase a una serie de actrices en la televisión pública RAI. Berlusconi habría prometido al - por aquel entonces- presidente de la productora de la televisión pública Rai Fiction, Agostino Saccá, que le apoyaría en su futura carrera empresarial a cambio de estos "favores". Berlusconi solicita a Sacca, en concreto, que incluya en un proyecto a la esposa del miembro del centro-izquierda Willer Bordon, la actriz Rosa Ferraiolo. El semanario italiano apunta que Berlusconi habría intentado así convencer al senador Bordon para que "cambiara de bando" e hiciese caer el Gobierno de Romano Prodi. Algo que definitivamente terminó por ocurrir, de la forma que fuese. Casualmente, por la pérdida de apoyos en su propia coalición.

Una Italia que camina peligrosamente al fascismo, sin ley, impune, casi soez nos acorrala. En un mapa azul europeo, plagado de gobiernos conservadores, Berlusconi toma la deriva hacia una dictadura camuflada, mientras parecen no existir poderes o voluntar de detenerle. Han sido los ciudadanos italianos quienes le han votado, ellos son los últimos responsables. Ven su televisión, ese medio que –dicen- está perdiendo poder. Idiotizados por sus mensajes, hartos probablemente de los politicos tradicionales, nos han colado a un empresario que no se para ante nada con tal de lograr sus propósitos. Italia huele a negocio sucio.