Rosa Díez y su nueva imagen

Asegura en su web que su principal afición es la política, que siente pasión por ella. Cita, también, entre sus ocupaciones más queridas, amigos, música, películas, libros, pero Rosa Díez olvida señalar su gusto por disfrazarse que viene a ser una las características por las que es conocida.

De esta guisa apareció Rosa en Vogue

Según vemos en varios medios, Rosa Diez apareció en una fiesta de la revista Vogue, que celebraba sus veinte años de vida, con un moño alto postizo y extensiones onduladas, muy onduladas, amén de un flequillo despuntado que dejaba entrever su frente. Con los labios maquillados en rojo y un vestido de tirantes, blanco y negro, con gasas.

Tiene 56 años y, desde que tenemos noticia de ella, la hemos visto con media melena, pelo corto, teñido de platino, de rojo, con alguna mecha estentórea. Sólo las personas que no se sienten a gusto con su imagen operan tantos cambios en su fisonomía.

Lo malo es que también le ha gustado disfrazarse de socialista. Hija de un obrero socialista vasco, su padre fue condenado a muerte durante el franquismo aunque su pena fue finalmente conmutada. Aprendió a escribir a máquina y ejerció de administrativa y telefonista. Ingresaría en el PSOE donde ocupó diversos cargos. Incluso el de parlamentaria europea.

En el año 2000, compitió con José Luís Rodríguez Zapatero y José Bono para la Secretaria General de su partido. El primero lograría mayoría absoluta y ella sería la última en clasificarse. Lo asimiló mal. Ahora tiene su propia formación política:  Unión Progreso y Democracia, con la que obtuvo un escaño en Madrid en las elecciones de Marzo. Es tertuliana fija de medios informativos de la derecha, y la ultraderecha, que la usan como banderín que ataca al progresismo desde su cuna. Sin embargo, como ha revelado, la encuesta del CIS, recién divulgada, sus votantes le dieron apoyo tras dudar en hacerlo al PP.

Cara alargada, nariz prominente y afilada, no le faltaba a la pobre Rosa más que un peluquín de corte versallesco. Y codearse con Vogue como hicieron sus colegas socialistas, de ministras, cargo que no pudo llegar a ocupar y que evidencia, le duele. Patético personaje que encandila a algunos, perseverante flor de un día, o repollo, que también pertenece al mundo vegetal.