Izquierda, derecha, pasado, futuro... ¡Subvención!

Lo dijo ayer, con mucha razón, el Presidente de México. Seguimos atándonos a la encrucijada de las izquierdas y las derechas, cuando la discusión verdadera está centrada en el pasado y el futuro. Por mucho que se opongan nuestros acomodaticios políticos, tenemos que cambiar el registro para sobrevivir. El mundo que conocimos se acaba, nos lo hemos cargado. Tenemos que inventar otro. Podemos. Gane quien gane las elecciones.

Todas las civilizaciones tienen su momento de auge, su decadencia y, finalmente, llegan a su fin. Todas terminan con una clase privilegiada que niega lo evidente. El barco se hunde y ellos siguen tomando alegremente el vermú en cubierta. El agua llega a cubrir la mesa por completo, y ellos solamente se preocupan de la botella, del hielo y de los vasos. El barco sigue hundiéndose hasta que el agua salada llega a las comisuras de sus labios, y ellos se preocupan por lo que va a sufrir el tapizado de las sillas por efecto de la sal. La mar se engulle el buque, pero ellos han ignorado los hechos hasta el último minuto.

¿Vamos a seguir subvencionando al sector del automóvil para que siga fabricando los mismos coches que se están cargando el planeta? Es cómodo para nuestros políticos y burócratas, pero es letal para el medio ambiente. Alguien tiene que poner encima de la mesa el sentir de los ciudadanos normales. Subvención sí, pero solamente para el que fabrique automóviles que no contaminen, que no corran irracionalmente, que no midan casi seis metros de largo para mover a una sola persona.

¿Vamos a mantener el nivel del sector ladrillero para que siga construyendo las mismas casas absolutamente irracionales desde el punto de vista energético? Subvención sí, pero solamente para el que investigue y aplique métodos de ahorro salvaje de energía en el hogar.

¿Vamos a pagar la subida del gasóleo a un sector del transporte que quiere seguir moviendo las mercancías en camiones? Subvención sí, pero solamente para el que contribuya a hacer viable un sistema mixto de transporte de mercancías que use el tren mayoritariamente, dejando el camión para la proximidad.

Y, finalmente ¿Vamos a seguir fomentando nuestra propia adicción al petróleo hasta llegar a los niveles del primer mundo? Subvención sí, y de manera decidida, para el que ponga todo su empeño en no usar ni una gota de crudo.

Ésta civilización se nos acaba. Pero podemos fabricarnos otra, siempre que renunciemos a los vasos, el hielo y la botella del vermú. Ya sé que no apetece, pero tampoco queda otro remedio.