Aguirre, candidata de la ultraderecha

Madrid se ha convertido en el escenario de la lucha entre los dos extremos opuestos del Partido Popular, los que simbolizan la Presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz Gallardón. Ambos -y el viejo Manuel Fraga- asisten a un acto al que acude también la extrema derecha exaltada. Ellos lo tienen claro: su representante es Aguirre.

Acto de la Fundación para la Defensa de la Nación española en Madrid. Se inaugura un monumento a las víctimas del atentado terrorista que mató a 12 jóvenes guardias civiles en la plaza de la República Dominicana de la capital hace 22 años. Lo ha pagado el Ayuntamiento. Junto a los dos representantes de Madrid, está el Presidente de Honor del PP que se ha desayunado alertando a Rajoy de que Gallardón es un buen chico que le conviene y Aguirre una señora conflictiva. La “lideresa” pregunta a Fraga el porqué de sus palabras, el gallego ni le contesta. La muchedumbre estalla en oclocracia. Abuchea a Gallardón, grita a Aguirre que funde otro partido que defienda los valores de España. Ella responde: “Todo saldrá adelante”. La corean como Presidenta. Aúllan diciendo que Rajoy les ha traicionado.
El festín termina con el Himno Nacional de España cantado con la letra franquista, debida al insigne José María Pemán:
“Viva España,
Alzar los brazos hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.

Gloria a la patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.

Triunfa España
los yunques y las ruedas
cantan al compas del himno de la fe.

Juntos con ellos cantemos de pie
La vida nueva y fuerte de trabajo y paz”.

Esperanza Aguirre sonríe satisfecha y no se desmarca de la turba.

  A los sufridos habitantes de Madrid nos preguntan porqué el Partido Popular barre en la capital y en la Comunidad. La descomposición del PSOE madrileño, la lucha de poderes, el nunca investigado “tamayazo”, no oponen un candidato con fuerza. Junto a gentes conservadoras de buena fe, el PP ha absorbido toda la basura xenófoba y filofascista, estómagos agradecidos y corruptos del sistema del corazón de España. Lucha el PP en Madrid, con un moderado Ruiz Gallardón, visto con buenos ojos por quien aspira a que España tenga una derecha europea –no italiana-, contra Aguirre que este sábado de puente local ha asistido complacida a su elevación a los altares por la ultraderecha.