Antonio Díez, Brian Goldfarb y Álvaro López.- Miles de personas acuden cada año a grupos de terapia con el objetivo de dejar de fumar. Ayuda profesional y voluntad personal forman la mejor combinación para lograr algo que muchos se proponen pero pocos consiguen, superar la adicción al tabaco.
Una de las sesiones de deshabituación tabáquica que organiza la AECC en Alicante
El tabaquismo es la primera causa de muertes evitables en España. Las enfermedades causadas por el consumo de tabaco se cobran más de 45.000 vidas al año sólo en este país. Los datos son alarmantes y desde diversos sectores se intenta concienciar a la población sobre los efectos dañinos del tabaco, pero la lucha contra esta adicción está lejos de ser una tarea sencilla.
El 36 % de la población española fuma y más de un tercio de los fumadores muere por alguna enfermedad relacionada a esta adicción. Sin embargo, se sigue tratando de una droga con una alta aceptación social. El consumo de tabaco no está mal visto por el entorno social aunque a largo a plazo sea igual o más peligroso que otras adicciones. Lo peor de todo es que las empresas del sector siguen captando clientes entre los jovenes, actualmente el 33 % de los españoles de entre 16 y 24 años son fumadores (pdf).
Para combatir este mal se promueven campañas desde el gobierno y diferentes organizaciones. Pero para quienes ya son consumidores habituales de tabaco, la información sobre los peligros a los que se exponen no suelen ser suficientes. La dependencia suele ser muy fuerte y para superarla se necesita voluntad y muchas veces también la ayuda profesional. Hoy en día el fumador puede acudir a distintos centros de ayuda si se propone el objetivo de abandonar este insalubre hábito.
Una de las organizaciones que impulsa campañas antitabaco (pdf) y se encarga de llevar adelante programas de ayuda para fumadores es la Asociación Española Contra el Cáncer. Hay que tener en cuenta que el cáncer de pulmón es el causante del mayor número de muertes por cáncer, y justamente el tabaco es el responsable de esta patología en el 90% de los casos. En España se presentan 18.500 casos nuevos de cáncer de pulmón cada año, provocando 17.300 fallecimientos anuales. La AECC gestiona de forma gratuita programas de deshabituación en 49 provincias.
La estadística de la propia organización muestra que en 2005 se apuntaron a esta iniciativa 6348 personas, el 63% de ellos continuaban sin fumar un mes después de finalizado el tratamiento. En la ciudad de Alicante los grupos de terapia, dirigidos por el psicólogo Rafael Calpena, se reúnen en sesiones de hora y media todos los martes. "El porcentaje de éxito suele variar entre el 40 y el 70% dependiendo del grupo" afirmó Calpena.
El responsable del programa cuenta cómo trabajan en la reducción progresiva de la dependencia física y psicólogica marcándose objetivos a corto plazo. "En cada sesión nos proponemos reducir en un 30% el número de cigarrillos hasta abandonar por completo, la gente suele dejar el tabaco entre la tercer y la sexta semana", explicó el psicólogo. A lo largo del curso, que tiene seis semanas de duración, los participantes hacen registros en los que apuntan cada vez que fuman, llevan la cuenta de la cantidad y también señalan el nivel de deseo que hay en cada caso para discriminar los cigarros más necesarios de los que no son tan imprescindibles.
También desde la Asociación de Ex-fumadores de Alicante llevan años brindando a los adictos apoyo profesional. La asociación se constituyó hace unos doce años y cuenta con un equipo profesional más la colaboración de los directivos, que son ex fumadores que aportan su experiencia. Antonio Castaños forma parte del equipo de psicólogos y actualmente se encarga de un grupo de 14 personas. "Llevan un mes sin fumar ahora mismo, por lo que hacemos un seguimiento semanal de la evolución. Cuando superemos los tres meses las reuniones pasarán a ser quincenales", contó para explicar la dinámica de trabajo.
En general las personas que asisten al grupo tienen entre 45 y 55 años, se trata de gente que ya lleva muchos años fumando y que ya ha intentado alguna vez, sin éxito, dejar. Según menciona Antonio Castaños "el tabaco tarda un tiempo en percibirse como dañino. Cuando el médico llama la atención al paciente sobre el estado de sus pulmones o estos comienzan con la bronquitis crónica, padeciendo toses fuertes de noche, es el momento en el que se plantean dejar de fumar y así llegan a este tipo de talleres".
Estos cursos duran un año porque el verdadero objetivo no es dejar de fumar, sino mantenerse sin volver a hacerlo. Castaños dice en este sentido que "la prevención de la recaída es importante. Hay muchos que cuando dejan de fumar se creen que ya está todo hecho y el exceso de confianza los hace dejar de venir a la sesiones y recaer posteriormente, por eso el programa se prolonga durante un año entero en el que a medida que pasa el tiempo vamos haciendo los encuentros cada vez más esporádicos".
Lo más duro a lo que se enfrentan los pacientes es el miedo a dejar de fumar. "Para una persona que lleva 20 años fumando en todas las situaciones de su vida dejar de fumar es como vivir sin brazos, no saben como enfrentarse a algunas situaciones sin el tabaco", apuntó el psicólogo. Una mujer de mediana edad que prefiere no revelar su nombre señala que al principio salir sin el paquete de tabaco a la calle es como salir sin ropa. "Sientes que te falta algo, cuando llevas una costumbre de años es un cambio que choca y uno llega a desesperarase, pero todo se puede con voluntad y firmeza para no recaer", sentenció la señora que se encuentra en una etapa avanzada del programa.
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