La salida -con billete de primera clase- de Eduardo Zaplana del Partido Popular ha disparado la creencia de que esta formación afronta, en efecto, una nueva etapa. Una mirada hacia quienes forman, desde este martes, el equipo de Rajoy contradice esa idea. La derecha moderna y europea a salvo del macabro chiste que constituye Berlusconi- a la que todos aspiramos, no puede mantener a Ignacio Astarloa y Federico Trillo en primera línea.
Se habla de Gobierno en la sombra, seguramente porque la Agencia EFE ha titulado así su información. Son los portavoces, los encargados de marcar a los ministros. Cristóbal Montoro en Economía, fiel al aparato, fue ministro, está preparado. Gabriel Elorriaga, en Ciencia, suele pasar sin saber muy bien porqué- por moderado. Lo mismo que Gustavo de Arístegui, el hijo malogrado de un diplomático y padre de un Borja. José María Lasalle, que se ocupa de Cultura, tiene sobre el papel tendencias contradictorias: se casó con una diputada del PSOE y forma parte de la FAES de Aznar. Es joven, que se lleva mucho. Repite Andrés Ayala, un señor de peligroso bigote, que tiene a su cargo Fomento y antes también Vivienda, algo de lo que saben mucho en su comunidad: Murcia. Y Pablo Matos, canario, con todos los tópicos del viejo PP.
Pero ahí está también Federico Trillo, el gran gestor del accidente del Yak42, el ministro de Defensa que quiso invadir el islote de Perejil, el que deseaba izar la descomunal bandera española de la Plaza de Colón de Madrid con salvas de fusiles y a diario, el del Viva Honduras y el Manda Huevos, el que contesta iracundo a quien le lleva la contraria, el virtuoso miembro del Opus Dei. Como contrapunto es experto en Shakespeare, quizás lo han elegido por eso.
E Ignacio Astarloa, hijo de un profesor de euskera afiliado al PNV, destacas por antivasquismo. Voz de brama para defender las ideas más conservadoras, y supuesto autor intelectual sólo o en compañía de otros- de la conspiranoía del 11M -al menos así lo dijeron varios testigos en el juicio- y del mantenella y no enmendalla.
No sabemos qué harán con Ángel Acebes. Sí sabemos que Zaplana se va, con alto cargo, a una de las empresas que privatizó el PP en manos de sus amigos. Rajoy repite. En silencio. Nadie le pregunta. Y la rival enconada, Esperanza Aguirre, se duele de que un hombre como Zaplana, con su edad, experiencia y valía , abandone el PP. ¿Gobierno en la sombra del PP
o sombra alargada de lo mismo?
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