Actualizado 20-04-2008 17:27 CET
Una vez digerido el resultado de la final de la Copa del Rey del pasado miércoles, es el momento de apuntar algunas reflexiones.
Los jugadores valencainistas celebran el título (foto: valenciacf.es)
- El fin del ciclo del Valencia. El equipo che cierra un glorioso ciclo que comenzó con otra victoria en la Copa del Rey en 1999 en Sevilla. En estos nueve años el equipo se ha situado en la élite europea. Tras el fracaso pese al título copero - en la actual temporada el club tiene que replantearse el futuro. Tendrá que reestructurar la plantilla y definir el modelo de juego que quiere para el futuro.
- La buena estrella de Morientes. Panucci dijo de él que le recordaba a Van Basten. Las comparaciones son odiosas. Pero lo cierto es que Morientes puede presumir de uno de los mejores curriculums del continente. Ganó tres Ligas de campeones con el Madrid jugando de titular y otra con el Liverpool, aunque no jugó ningún partido por haber llegado mediada la temporada y haber jugado ya competición europea. Con el Mónaco perdió una final contra el Oporto. Cuenta además con dos Copas Intercontinentales con el Madrid y dos Supercopas de Europa (Madrid y Liverpool). Sin duda, un palmarés envidiable. Por no hablar de títulos nacionales: dos ligas españolas, tres Supercopas y una FA Cup. Le faltaba la Copa del Rey. La consiguió el miércoles pasado. En un principio no estaba invitado a la fiesta. Pero en el minuto 74 tiempo salió al césped. Le bastaron siete minutos para terminar con las esperanzas del Getafe.
- La crueldad del futbol con el Getafe. La vida suele castigar más a los más débiles. Los pobres, los desposeídos, se encuentran indefensos ante los avatares del destino. El fútbol, como metáfora de la vida, no podía ser menos. El Getafe lo ha sufrido en sus carnes. La derrota en la final contra el Sevilla el año pasado entraba en los planes. El Sevilla era el equipo de moda, el mejor conjunto del continente. El Getafe, un advenedizo cuya presencia en la final ya era suficiente premio. Lo de Munich ya es otra cosa. Lo normal era esperar la derrota frente al todopoderoso Bayern. Lo cruel fue la forma en que se produjo: Aguantando con diez todo el partido recibe un gol al filo del descuento. En la prórroga se sobrepone y cuando la eliminatoria parece decidida a favor del Getafe, aparece el gigante Toni para voltear el resultado en cinco esquizofrénicos minutos. Lo dicho, demasiado cruel. Para colmo, contra el Valencia, con el equipo tocado física y anímicamente, recibe dos goles en los diez primeros minutos de los cuales ya no pudo reponerse.
- Declaraciones inapropiadas del Rey. Don Juan Carlos mostró, pocas horas antes del encuentro, su preferencia por la victoria del Getafe. Aun sin nombrarlo explícitamente, el mensaje fue claro, más si cabe tras la activa presencia de Don Juan Carlos en el Coliseo Alfonso Pérez en el partido contra el Bayern. No es apropiado que el Jefe de Estado haga este tipo de declaraciones. Está claro que todos tenemos nuestras preferencias; nuestras filias y nuestras fobias. Los demás podemos expresarlas. Él no debería. Los aficionados valencianistas tienen derecho a sentirse heridos.
- El formato de la Copa. Este año la Copa del Rey parece haber encontrado parte del prestigio perdido. Los equipos grandes se la han tomado en serio; si no han llegado más lejos esta vez ha sido por incapacidad, no por desidia. Con todo, la fecha de la final no es la más idónea. Encajada entre dos jornadas de liga y con las competiciones europeas en pleno auge. La final de Copa se debería celebrar como se hace cuando no hay competición de selecciones en el verano al término de las demás competiciones. Debe significar el punto final a la temporada. De este modo no habría distracciones y toda la atención estaría centrada en la final.
- El trío arbitral. Por una vez hay que felicitar al trío arbitral. Bien por el Undiano, que supo tener el partido bajo control, y bien por su asistente, que advirtió el claro penalti de Moretti a Contra y se lo señaló a Undiano. Los linieres se suelen inhibir en estas acciones para no meter la pata. Los errores del tristemente célebre Rafa Guerrero han hecho mucho mal en este aspecto. Pero el equipo arbitral está compuesto por tres personas. No creo que haga falta recordar que seis ojos ven más que dos.