Existen, principalmente, cuatro respuestas normativas a la prostitución: abolición, prohibición, reglamentación y legalización o reconocimiento de derechos. Aquí presento brevemente la primera.
Campaña del ayuntamiento de Madrid, motivada por ideas abolicionistas.
Los planteamientos que defienden la abolición de la prostitución coinciden con los prohibicionistas en la consideración de la prostitución como un mal social a eliminar, pero difiere de éstos en su visión de las prostitutas: pasan de ser delincuentes a ser víctimas. Si el sistema prohibicionista las multa, en el abolicionista se las ve como víctimas de su destino, de la sociedad (y con ella, del patriarcado), de su proxeneta o de las mafias. El Estado de derecho debe, pues, ofrecerles ayuda, persiguiendo a su vez tanto a proxenetas como a clientes, que son dos caras de la misma moneda, esto es: explotadores de las mujeres en prostitución.
En Suecia están funcionando las políticas abolicionistas desde hace ocho años y los balances, a juicio de su gobierno, son positivos: Gemma Lienas cuenta en su análisis de la situación[1] que una parlamentaria sueca afirmó que en tres años de funcionamiento de la ley se había reducido la prostitución callejera en un 70% y la de los clubes en un 50% y que el informe sobre prostitución del Consejo de Salud y Bienestar Sueco también consideraba que la prostitución de calle había disminuido, manteniéndose tan sólo la más marginal: la relacionada con la drogadicción o la de mujeres de mayor edad[2]. Sin embargo, según otras fuentes, lo que ha sucedido en Suecia ha sido una mayor tendencia a la práctica clandestina de la prostitución, cuyas consecuencias son que la calidad de los clientes ha disminuido y que las mujeres están ahora forzadas a aceptar clientes más inestables y peligrosos de lo que ellas hubieran estado dispuestas a aceptar antes de la ley[3]. En este análisis de la situación en Suecia, se indica también la mayor dificultad que encuentran en la actualidad los trabajadores sociales para llegar a las prostitutas, lo que les ha obligado a disminuir sus contactos con éstas, quedando expuestas así a una mayor desatención social. Dado la dificultad de realizar estudios fiables sobre actividades ilegales y clandestinas, considero que los datos aportados por las fuentes oficiales deben mirarse con recelo: ¿qué prostitución ha disminuido? ¿Cómo podemos saber si ha disminuido o ha dejado de ser visible? ¿Cómo podemos saber en qué condiciones se encuentran aquellas prostitutas que no podemos ver? A pesar de todo esto, uno de los principales pilares sobre los que se sostienen las políticas abolicionistas es el de ofrecer un mensaje a la sociedad en el que se ponga de manifiesto el intercambio de servicios sexuales por dinero es algo negativo y contrario a la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres[4].
¿Qué te parece más importante: ofrecer un mensaje a la sociedad o plantear soluciones directas a la situación de las mujeres que ejercen la prostitución? ¿Crees que la solución para sus problemas pasa por dejar la prostitución? ¿Qué te parece la idea de multar a los clientes? ¿Conoces algún trabajo que sea visto como un mero medio para conseguir dinero, sin autorealizar a quien trabaja en él? ¿Crees que podría la prostitución verse como una opción más dentro de ese tipo de trabajos?
Sara Lafuente Funes
[1] En su libro Quiero ser puta, dedica un capítulo a los Distintos planteamientos y dentro de éste analiza Los resultados: Sistema abolicionista: Suecia (Pág. 98).
[2] Lienas. Op. Cit.
[3] Kulick La penalización de los clientes y la política del ahhjjj en Suecia en Osborne R. 2004.
[4] Kulick, Op. Cit.
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