La abstención beneficia al PP

Un repaso a las cifras de las últimas elecciones generales indica claramente que el electorado del PP es más fiel que el del PSOE y que una alta abstención beneficia al Partido Popular.

En 1996 el PP gana por primera vez las elecciones logrando 9.716.006 votos. El PSOE consigue 9.425.678 votos. La distancia es escasa y el PP tiene que pactar con los partidos nacionalistas para gobernar. La abstención en estas elecciones se sitúa en un 22.62 %.

Cuatro años después, en 2000, Aznar logra un triunfo incontestable, consiguiendo la mayoría absoluta. Sin embargo apenas reúne medio millón de votos más que en 1996 (10.321.178). La razón del holgado triunfo hay que buscarla en la debacle del Partido Socialista, que consigue solamente 7.918.752 votos, un millón y medio menos que cuatro años antes. La abstención sube hasta el 31.29 %.

En 2004 el PSOE recupera el gobierno pero no logra mayoría absoluta. Su electorado sube espectacularmente en más de tres millones, consiguiendo la suma de 11.026.163 votos. Los populares pierden las elecciones pero sólo sufren una ligera bajada de votantes, volviendo a las cifras de 1996 (9.763.144 votos). El porcentaje de ciudadanos que no acuden a votar vuelve a descender hasta el 24.34 %.

El análisis de los datos arroja resultados concluyentes. El PP tiene un suelo electoral sólido en torno a los 10 millones de votos, medio millón arriba o abajo. Sin embargo el electorado del PSOE es mucho más voluble. El número de sus votantes se mueve entre los 8 y los 11 millones, un margen excesivamente amplio.

Parece claro que el PP tiene un electorado fiel, que difícilmente aumentará por encima de las cifras del año 2000, pero tampoco es previsible que descienda por debajo de lo conseguido en las últimas elecciones. Por su parte los socialistas tienen que hacer equilibrios para arañar electores a IU por la izquierda, al PP por el centro y, sobre todo, convencer a una gran masa de ciudadanos, sobre todo jóvenes, que aunque se consideran de izquierdas no les entusiasma la política o no se sienten completamente representados por el PSOE.

La abstención beneficia por tanto al Partido Popular. La mayoría absoluta fue lograda con una abstención superior al 30 % debido al desencanto de una gran parte de votantes potencialmente socialista. La mayoría de la gente que no tiene claro si acercarse a votar, en caso de decidirse a hacerlo, lo haría por el PSOE. Por eso Zapatero llama continuamente a la participación el 9M mientras que Rajoy es bastante más tibio en ese aspecto. Tampoco extrañan, por tanto, las declaraciones atribuidas a Elgorriaga en el Financial Times.

En mi opinión, al PSOE le interesa unas encuestas igualadas, ya que puede empujar a la movilización de ese electorado de izquierdas 'perezoso' cuyo decisivo voto hace cuatro años fue más de castigo al PP que de confianza en el PSOE.