En la playa de Copacabana todas las fantasías universales sobre Brasil han tomado cuerpo esta tarde. Si celebran así la designación como sede olímpica, la imaginación se dispara pensando en el día de la inauguración. Una fiesta continua en la que los deseos —deportivos, por supuesto— se hacen realidad. Provocan envidia. Las lágrímas de Madrid, se convierten en sueños...
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