En este taller de Takasaki (Japón) se pintan a mano los muñecos Daruma, una representación sin brazos ni piernas de Bodhidharma, el fundador y primer patriarca del Zen. Los japoneses creen que traen buena suerte. Los colores tradicionales son rojo, amarillo, verde y blanco. Con tinta negra se pinta una pupila en uno de sus ojos (el derecho, normalmente) y se pide un deseo; cuando se cumple se pinta el otro ojo.
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