Sudán es un hervidero. La orden de la CPI de arrestar a su presidente, Omar al-Bashir, por crímenes en Darfur, provocó la expulsión acto seguido de las ONGs de esta castigada zona del sur del país más grande de África. El secuestro de tres miembros de Médicos Sin Fronteras cerca de esta región ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los cooperantes, reticentes en un primer momento a abandonar a la desvalida población, han decidido marcharse. Los campos de refugiados están hoy más desolados que nunca.
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