De costumbre lentos e inseguros en sus reacciones sociales, los búlgaros —que tampoco tienden a exhibir sus opiniones en la calle— en los últimos meses parecen cansados y empiezan a manifestarse cada vez más, por sectores: los profesores, las enfermeras, los agricultores. La protesta del 14 de enero fue la primera gran iniciativa común desde hace más de una década.