Afónicos y muy contentos. La celebración que comenzó al pitar el árbitro el final del encuentro contra Alemania comenzó a hacer mella en los jugadores, que poco a poco fueron perdiendo la voz y algunos, hasta la camiseta. Pero el cansancio no les hizo desistir de bailes, bromas y juerga. Y para aguantar las altas temperaturas de la tarde en Madrid, nada mejor que unos refrigerios que les subió el ánimo.